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Deportes, El Mercurio. La mejor de todas.
“Soy feliz en mis patines y los volvería a elegir” Su pasión comenzó luego de un paseo familiar, es muy apegada a los suyos, no es buena para salir a fiestas,y puede compatibilizar el deporte y el amor, ya que su pareja también es atleta de alto rendimiento. Acá la historia de cómo se convirtió en la “Mejor de los Mejores”. María José Moya (25) no se ganó por un golpe de suerte ni en el azar el premio al “Mejor de los Mejores” 2014, que entrega el Círculo de Periodistas Deportivos. La patinadora nacional lleva veinte años dedicándose a la que, asegura, es su mayor pasión. Y, a pesar de las cosas que ha tenido que abandonar por ser una deportista de élite, afirma que si le dieran a elegir, volvería a optar por la misma carrera. La “Pepa”, como le dicen sus amigos, a los cinco años era una niña hiperactiva. En un paseo familiar, y debido a sus excesos de energía, terminó encontrándose con los patines. “Un día que fui con mis papás al Parque O’Higgins decidieron inscribirme en un club de patines y ahí empezó todo”, dice Moya. Con el paso del tiempo, decidió seguir practicándolo y ya cada vez aumentaba la intensidad de sus entrenamientos. “Cuando los entrenadores empezaron a decir que era buena, sobre todo en velocidad, empecé a creerme el cuento. De entrenar los fines de semana como hobby, pasé a lunes, miércoles, viernes y sábados. Después empecé a entrenar todos los días y solo tenía libre el domingo. Fue en ese momento en el que me dije ‘sí, esto me gusta y quiero ver qué tan bien me va en el futuro”, afirmó la deportista. Ruta a ser la mejor Cuando la “Pepa” tenía 17 años fue la primera vez que viajó a competir al exterior. Los resultados fueron soñados. “En 2006 fui a Corea a competir en juvenil. En el primer mundial todos vamos a ganar experiencia y ver cómo están los rivales, ver cómo era el mundo. Cuando llegué, empecé a competir y cada vez se dieron las posibilidades de medalla… y en los 200 metros logré el oro. Fue demasiado emocionante y en ese momento decidí enfocarme al 100% en el patín”, indica. Agrega que “en 2010 empecé a competir en adulto, y ahí el nivel es mucho más fuerte. Y logré el tercer lugar en los 200 metros. Fue una sorpresa, no esperaba un avance tan rápido. Después en el Mundial de 2011 quedé con medalla de plata en los 500 metros en ruta. Y en los Panamericanos gané los 300 metros, así que han sido unos años muy buenos en logros internacionales. En 2012 también gané el título mundial y el año pasado participé en el Mundial de Bélgica donde obtuve dos medallas, una de plata y una de bronce en 300 y 200 metros contrarreloj, respectivamente”, recuerda María José. Y el broche de oro fue este año. En los Sudamericanos de Santiago 2014 obtuvo medalla de bronce y en el Mundial de Rosario, Argentina, se convirtió en la mejor del orbe tras cronometrar 18.542 segundos en los 200 metros. Por lo mismo es que el Círculo de Periodistas Deportivos la eligió como “El Mejor de los Mejores”. “Por méritos me lo podía ganar. Mi familia me decía ‘Pepa, tú vas a ser el Cóndor’, pero yo no me lo esperaba. Estaba compitiendo contra grandes referentes del deporte nacional como son la ‘Crespa’ Rodríguez y Alexis Sánchez, que es uno de los mejores futbolistas que tiene el país. Además ambos ya tenían mucho reconocimiento por sus logros”, dice la patinadora. Afirma que estos premios son posibles también gracias al apoyo que le dan sus auspiciadores. “La Ciudad Deportiva de Iván Zamorano, Totto, UnderArmour, Timex y AllNutrition me han ayudado bastante”, reconoce. Todo en familia La ahora conocida como “Pepita de oro” asegura que sus logros son en gran parte gracias a su familia. Tiene la posibilidad de entrenar con su hermana todos los días, con quien, fuera de los lazos sanguíneos que las unen, también son partners en la pasión por el patinaje. Además, su pololo también está en el mundo del deporte. “Tengo la suerte de que mi hermana (Valentina) también patina. Salió cuarta este año en los Odesur. Entrenamos juntas, así que estamos todo el día una al lado de la otra, porque también vivimos en la misma casa. Además somos solo las dos, no tenemos más hermanos. Y mi pololo hace salto ornamental, así que los dos entrenamos en la Ciudad Deportiva de Iván Zamorano en las mañanas, y en los ratos libres nos vemos. El fin de semana lo disfrutamos a concho. Cuando empieza el lunes, vuelve toda la rutina”, indica “Pepa”. A pesar de que lamenta perderse algunos eventos familiares, como matrimonios, bautizos y comidas, “en el momento en que ganas la medalla del primer lugar todos los esfuerzos fueron válidos. Soy feliz en mis patines y los volvería a elegir en otra vida”. Cerrando el año, la patinadora sueña con que el 2015 sea mejor. Espera poder clasificar a los Panamericanos de Toronto y dedicarse de lleno a eso. “Espero que me vaya muy bien. Estoy enfocando todo para llegar a Canadá”, finalizó. 6 a 8 horas entrena al día. Solo los sábados reduce la carga a 3 horas en la mañana. “Es un premio al esfuerzo de muchos años de preparación. Aprovecho de agradecer a mi equipo: mi técnico Francisco Fuentes, mi preparador físico Paulo Sáez, mi medico general Omar Abud, y a mi psicólogo y mi nutricionista”.